Llevando la dirección a cuestas de la agrupación de espectáculos Teatriandia, desde 1997 señala que, una de las mayores gratificaciones en el mundo de las tablas, ha sido la huella, como creador de teatro, que deja en quienes acuden a observar las obras o formarse en el área. "El teatro también es una buena recreación y además te va a educa", revela.
El dramaturgo señala que en el teatro se habla de la cuarta pared, que no es más que un muro imaginario que divide al público del actor. Sin embargo, defiende que el público tiene que ser parte de esta dinámica, el teatro sin él no tiene sentido en la que radica su enseñanza y belleza, por tratarse de un juego en el que caben todos, al tiempo de agregar que, suele ocurrir con el teatro infantil.
En ese punto, procura que en sus obras teatrales, como por ejemplo, su adaptación de El Principito una hermosa tierra conoció, se reflejen valores culturales venezolanos, a través de sus leyendas y tradiciones de la narración oral de esas que nos identifican, (...) para el niño el mundo real es el mundo de la fantasía. De ahí es donde tu tienes que explorar el sentido, en el que ellos se identifiquen.
Como anécdota recuerda que se ha encontrado con jóvenes que los recuerdan por una función. "Yo te vi en la obra tal, y te narran la historia de lo que vieron. Y es bien gratificante porque al final eso es lo que uno les deja. También hemos tenido esa experiencia con adultos y te dicen, es la primera vez que vine al teatro. No sé cómo pude haber vivido sin esto. No entiendo cómo yo me perdí esto en mi vida. Entonces que bonito que lo descubrió", confiesa.
En el caso del teatro infantil, destaca que a sus espectadores les permite desarrollar hermosos vínculos entre la familia como compartir o fomentar la imaginación y la lectura cosechar emociones positivas, hallar puntos de encuentros humanos, sin dispositivos electrónicos y sus redes (pantallas) de por medio, como forma de rescatar y valorar la riqueza cultural a través de las historias tradicionales,
Siendo un promotor cultural que consume mucho teatro, en el que se reaprende de manera continua, confiesa que es una gran responsabilidad el compromiso de que el público se divierta. Los personajes, el escenario son algunos de los muchos aspectos que deben cuidarse.
Sobre su trayectoria
Robert Thompson, fundador del grupo Teatrilandia, es Licenciado en Teatro, con 26 años de trayectoria en las tablas. Comenzó su carrera como actor en la Compañía Regional de Teatro bajo la dirección de la maestra Maritza Mendoza, Años después, funda el grupo Teatrilandia dedicada a la promoción, difusión y producción teatral así como a la formación en el área de la interpretación actoral, en el que se ha desarrollado como actor, productor, director y dramaturgo.
Ha escrito y dirigido más de 20 obras, obteniendo dos veces el premio en Dramaturgia de la Fundación Teatro Infantil Nacional con la obra "Miguel Vicente Pata Caliente" y la obra "María Lionza un canto a la Vida" llevada a escena por la agrupación Cometa Cantaura.
Ha sido tallerista del Centro Nacional de Teatro con formación para niños y adultos, así como de instituciones educativas.
