Cultura
Madre Teresa de Calcuta: Su vida entre los pobres y las acusaciones en su contra
Es la única persona en tener un Premio Nobel y en haber sido declarada santa por el Vaticano
5 de septiembre de 2023
Cultura.- La Madre Teresa de Calcuta encarnó la lucha contra la pobreza. Logró darle visibilidad a una situación dramática, que el mundo tomara noticia de lo que sucedía en regiones alejadas, a las que no se les presta atención. 

Vivió entre los pobres durante casi cincuenta años. Durante ese medio siglo se dedicó a atender a pobres, huérfanos, hambrientos y moribundos. Creó escuelas, hospicios, hospitales, orfanatos.

En los años setenta se convirtió en una celebridad mundial, en uno de los grandes referentes espirituales, que recordaba la angustiante situación de decenas de millones de personas. 

Fue considerada una santa en vida y fue canonizada en tiempo récord. Es la única persona en tener un Premio Nobel y en haber sido declarada santa por el Vaticano. También tuvo sus detractores y sus zonas oscuras. Desde documentales a escritores célebres como Christopher Hitchens señalaron errores y lanzaron acusaciones que modificaron o al menos hicieron tambalear su imagen pública; miradas que, al menos, obligaron a observar al personaje público con mayor detenimiento.

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Cómo se convirtió en Teresa de Calcuta

Nació el 26 de agosto de 1910, como Anjeze (Agnes) Ghonxhe Bojaxhiu en un mundo muy diferente al actual, en Uskub, ciudad del Imperio Otomano (hoy Skopie, capital de Macedonia del Norte). Su familia era de origen albanés. Su padre era comerciante y tenían un buen pasar económico. Cuando el hombre murió, a los 8 años de Agnes, todo cambió. 

La familia empezó a pasar necesidades y la chica ingresó a vivir con las monjas de Loreto. A los 18 años decidió seguir la vocación religiosa e ingresó al noviciado. Poco después fue enviada a la India, a la ciudad de Calcuta. Hizo sus votos –pobreza, obediencia y castidad- a los 21 años. En ese momento cambió su nombre por el de Teresa, en homenaje a Teresa de Lisieux, la santa patrona de los misioneros. Dio clases en un colegio de religioso de Calcuta durante casi dos décadas. Sus materias eran historia y geografía. La realidad de la ciudad, la pobreza circundante, la preocupaba. 


Uno de los detonantes, uno de los eventos que determinó su vida posterior fue la Hambruna de 1943 en Bengala. Allí vio lo que nunca había imaginado siquiera que podía existir. El hambre mató a más de un millón y medio de personas. Los cuerpos de los chicos desnutridos quedaban tirados por las calles, se apilaban en las esquinas. Poco después, en un viaje en tren, dijo haber tenido una revelación, una conversación divina, una charla con el mismísimo Jesús en la que la conminaba a tomar cartas en el asunto, a dedicarse a los más pobres. Dejar el convento y acercarse a los que sufrían.

Salió del convento y recorrió las calles, se dirigió a las peores zonas de la ciudad para brindar su ayuda y consuelo. Convivió con ellos.

Años después se supo que fue un camino escarpado para ella, que debió soportar quiebres en su voluntad, dudas y por momentos que la fe la abandonara. Pero persistió en su campaña por tratar de mejorar la vida de los que la rodeaban.

Teresa quiso formar su propia congregación pero eso no es tan sencillo en la estructura jerárquica de la Iglesia. Tardó dos años en conseguir que el obispo la dispensara de sus votos y que le permitiera la creación de las Misioneras de la Caridad. El lema que se impuso fue: “Amar y cuidar a aquellas personas que nadie estaba preparado para cuidar”.

A partir de ese momento se dedicó al cuidado de los enfermos (en esos primeros años en especial a los leprosos), a acompañar a los moribundos, a cuidar a los chicos huérfanos, a alimentar a los hambrientos. Dejo establecido que su objetivo no eran los pobres, sino “los más pobres entre los pobres”. Esos a los que llamaban Los Intocables, la clase más baja y olvidada de la India.

La Madre Teresa dijo: “Nuestra misión era cuidar a los hambrientos, los desnudos, los indigentes, los discapacitados, los ciegos, los leprosos, todas esas personas que se sienten indeseadas, no amadas, abandonadas por toda la sociedad, aquellas que se han convertido en una carga para la sociedad y son apartadas por todos”.

La congregación

A partir de ese momento su congregación no dejó de crecer. En un principio pareció que su tarea sería de alcance limitado, que no tendría mayor repercusión. Estaba trabajando en un país enorme, súper poblado, en el que sólo el 2.3% de la población era católica; ella representaba a una religión muy minoritaria en India. Con las décadas, llegó a tener 6.000 religiosas y a establecerse en más de cien países.

Su gran irrupción global se dio en 1969, mientras los Beatles grababan sus últimos temas y el hombre llegaba a la Luna. El periodista de la BBC, Malcolm Muggeridge realizó Something Beautiful For God, un documental sobre la religiosa. Una película que la mostraba por primera vez fuera de la India. Era, claro, una gran historia. El documental hizo conocida a Teresa de Calcuta. A partir de ese momento, la figura pública de Teresa iría creciendo hasta convertirse en un símbolo mundial, con su hábito blanco con vivos, azules, sus movimientos lentos y su voz algo grave, no tan frágil como su figura, con la que opinaba de los asuntos del mundo y los ojos vivaces, alertas.

Las donaciones comenzaron a llegar de manera cotidiana. Teresa decidió abrir nuevos centros de cuidado y hospitales y expandir su comunidad por el mundo.

Durante décadas fue una de las figuras religiosas, de los líderes espirituales, más conocidos del planeta junto a Juan Pablo II, el Dalai Lama y posiblemente algún telepredicador como Billy Graham.

Teresa no delegaba las tareas. Trabajaba en leprosarios, recorría zonas pauperizadas, estaba en los hospitales. Muchas celebridades se solidarizaron y colaboraron con su causa; también lo hicieron algunos infames, delincuentes y hasta dictadores como los Duvalier de Haiti.

En 1979 le concedieron el Premio Nobel de la Paz; eso terminó de consolidar su masividad. Su obra no paraba de expandirse y de recibir donaciones. Mostró la cara oscura de su ciudad adoptiva, de Calcuta, y también de la India, pero al mismo tiempo logró concientizar de las necesidades que pasaba la gente y de la necesidad de hacer algo.

El carácter de Teresa

Tras su aparente fragilidad era enérgica para tomar decisiones y para disciplinar a las religiosas de su congregación, y muy convincente para pedir colaboraciones para su obra: muchos poderosos, acostumbrados a lidiar con negociaciones complicadas y arduas, terminaban la reunión habiendo entregado mucho más de lo que estaban dispuestos a dar a su llegada.

Su lugar en la conversación pública fue tan importante, a partir de la década del setenta, que su sólo involucramiento consiguió logros que le fueron negados a batallones de diplomáticos o legiones de lobistas. Consiguió una tregua en Beirut para poder sacar un nutrido grupo de huérfanos de la zona de conflicto, logró que en Estados Unidos liberen a presidiarios con HIV avanzado, que estaban muriendo, y, también, que distintos gobiernos alrededor del mundo presten mayor atención a su población más excluida. Brindaba ayuda humanitaria cuando en algún lugar, por más remoto que fuera, ocurría una catástrofe natural de dimensiones, u organizaban asistencia para refugiados.

La Madre Teresa de Calcuta siguió trabajando hasta el final. A principios de 1997 renunció a la dirección de las Misioneras de la Caridad. Estaba débil y enferma. Murió, en Calcuta, el 5 de septiembre de ese año, cinco días después que Lady Di, una de las figuras públicas que se había acercado a ella. Tenía 87 años. Recibió un funeral de estado. India la despidió con el mismo ritual que le dedicó a Gandhi y a Nehru.

La opinión favorable hacia ella, las religiosas de su comunidad y la obra que encaraban fue unánime durante un largo tiempo. Pero de a poco empezaron a aparecer críticas. Su perseguidor más pertinaz y agudo parece haber sido Christopher Hitchens, el implacable pensador inglés. Además de publicar diversos textos entre ellos un libro nada condescendiente, demoledor, también participó del documental Hell´s Angel.

En su libro The Missionary Position: Mother Teresa in Theory and Practice (un juego de palabra con referencias sexuales por lo de la Posición del Misionero), Hitchens pinta a Teresa como una oportunista con gran habilidad, que utiliza la situación de pobreza extrema de buenas partes de la India en beneficio propio, para engrosar las arcas de su congregación y para obtener fama y poder.

Sus defensores dicen que Teresa de Calcuta vivió pobre entre los pobres y que nada más que los que viven entre pobres, en la pobreza absoluta, pueden entender la lógica de la ayuda que ella brindaba, muy diferente a la de los gobernantes que se mueven por intereses propios y a golpes de demagogia, y a lo de los periodistas que van en busca de alguna historia rutilante o escandalosa y después se retiran.

Disparen contra Teresa

Otra imputación es que parte del dinero se gastó en difundir las ideas cristianas en países pobres que tenían otras necesidades.

Le endilgaban que en vez de luchar contra la pobreza era una promotora de la pobreza y que había un regodeo en el sufrimiento. La religiosa respondía que ella enfrentaba la pobreza y acompañaba a los que la padecían. Y que el sufrimiento era una manera de acercarse a Dios. Pero estaba lejos de empujar a los habitantes de Calcuta a un infierno peor del que vivían cotidianamente. Trataba de confortarlos, de que al menos no se sintieran solos y de que sus condiciones materiales mejoraran algo.

Teresa de Calcuta defendía a ultranza todos los dogmas de la iglesia y, por lo tanto, se oponía a los posibles aggiornamientos que normalizó la vida moderna. Entre ellos, su postura más férrea era contra el aborto. Tanto es así que mencionó la cuestión en su discurso de recepción del Premio Nobel. Habló de varios factores que amenazaban la paz y recalcó: “Siento que el mayor destructor de la paz hoy es el aborto, porque es una guerra directa, un asesinato directo, un asesinato directo por parte de la madre misma”

Hitchens afirmaba que la religiosa rechazaba con vehemencia a “la única política que ha aliviado la pobreza en todas las naciones, que es empoderar a las mujeres y asegurar su control sobre su propia fertilidad”.

El escritor inglés la describió como “una fundamentalista religiosa, activista, sermoneadora a la antigua y cómplice de los poderes políticos”.

Sus críticos le endilgaban que sus hospitales eran demasiado primitivos y que la atención médica era escasa. Las Misioneras de la Caridad sostenían que esa era la atención que podían brindarle y que de otra manera era gente que no hubiera tenido ningún tipo de asistencia, que hubieran muerto en la calle, sin nadie a su lado y sin tratamiento alguno. Muchos testimonios concuerdan en que las condiciones de sanidad no eran las mejores y que las monjas muchas veces reutilizaban agujas y que las sábanas manchadas con excrementos se lavaban en la misma habitación que los instrumentos quirúrgicos y los utensilios de cocina.

Otra imputación: que las religiosas intentaban convertir al cristianismo a los que eran atendidos, asistidos y curados por ellas. La respuesta de las religiosas fue contundente: nunca dejaron de acercarse a alguien por sus creencias religiosas, a nadie se le pidió certificado de bautismo para asistirlo.

Este año se estrenó un documental en tres partes dedicado a su figura. Como las últimas biografías, también da espacio a los detractores e investiga las distintas críticas y hasta imputaciones que se le realizaron. Madre Teresa: ¿Por Amor a Dios? instala un nuevo tema. Trae el caso del padre Donald McGuire acusado de decenas de casos de abusos contra niños que en los últimos años de vida de la Madre Teresa esta firmó una carta dirigida a las autoridades en la que destacaba la confianza que ella tenía en McGuire. Lo cierto es que McGuire no fue desplazado y que luego se probó que siguió abusando de menores durante al menos 10 años más hasta que fue detenido.

La corresponsal de CNN en Hong Kong se crió en Calcuta. Su madre era voluntaria de las obras de Teresa. “Ella solía estar ahí. Tan simple como eso. La veías acunando a un bebé enfermo, dándole de comer a un chico, o jugando con él mientras tironeaban de su hábito blanco. Era de tamaño pequeño pero con una energía descomunal, caminando con pasos rápidos de una instalación a otra. Siempre hacía contacto visual cuando te hablaba. Su mirada era muy intensa. Tenía una presencia tremenda”, escribió la periodista que dice que nunca pensó que iba a conocer a una santa.

Teresa Santa

Mientras vivía se hablaba de que se trataba de una santa. Se lo decía en el sentido popular del término, no en el eclesiástico. Pero el proceso para ingresar al santoral católico fue mucho más veloz que lo pensado.

El proceso para santificar a una persona es largo y complejo. El derecho canónico establece condiciones rígidas que el Papa Juan Pablo II decidió saltearse en virtud de la excepcionalidad del caso, de la cercanía que había mantenido con Teresa y de su inmensa popularidad y arraigo popular. El papa polaco la beatificó a los pocos años de su muerte, antes de que se cumpliera el plazo establecido.

Para que alguien sea nombrado santo por el Vaticano es imprescindible que se asocie un hecho “milagroso” a las oraciones y pedidos hacia la persona en cuestión. Y se presume que esa persona intercedió y posibilitó, por ejemplo, la cura milagrosa, fuera de los cánones razonables o lógicos de curación, de alguien muy enfermo, casi desahuciado.

El Vaticano inicia un largo trámite para verificar el milagro. Se le atribuyó la sanación de un brasileño con múltiples tumores cerebrales que se curó de manera inmediata. La Madre Teresa fue nombrada santa en tiempo récord, 19 años después de su muerte. La canonizó el Papa Francisco en 2016.

A partir de ese momento fue Santa Teresa de Calcuta.
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VÍA NT
FUENTE Infobae