Carlos Estraño: Un artista forjador de los metales
Tiene 61 años trabajando el hierro como sustento de vida
Carabobo.- A sus 73 años Carlos Eduardo Estraño puede dar fe de que en casa de
herrero no siempre aplica “cuchillo de palo”, lo desmiente y confiesa
que “eso está en uno”. Para él, practicar su oficio, la herrería, es un
anhelo y alegría, pasión que comparte con gusto al hablar del boxeo.
Sin
duda es todo un artista forjador de los metales, tiene 61 años
trabajando el hierro como sustento de vida. Recuerda que de niño se
montaba en una piedra para tallar sus obras ante miradas inciertas de sus
hermanas.
Una de sus mejores es su peculiar vivienda que a su
vez es su taller. Con el pasar del tiempo fue modificándola para
transformarla en un hermoso castillo, como muchos le llaman, hoy día con
una fachada llena de colores.
Su casa de dos pisos y techos altos es
todo un museo: un molino holandés que data del siglo XI posee en la
azotea, una cruz que asciende a los siete metros de altura, figuras de
un par de guantes de boxeo, además de muchísimas piezas intervenidas con
hierro conforman este hermoso hogar en el que le acompaña Dios.
Hace
43 años empezó a construir y modificar la edificación que tiene lugar
en la calle Falcón del sector Barrio Oeste I del municipio naguanagüense
y en la que además ofrece una vista panorámica en que se divisa el
popular cerro El Café.
Para Estraño, no hay nada difícil: “el hombre
cuando se propone y tiene metas las pone, eso es perseverancia”, insiste
un ser a quien los obstáculos le han servido de motivación para seguir
adelante.
Él en un pasado se define como un humilde muchacho
originario “de un pueblo de la luna de Urama”, quien por circunstancias
de la vida tuvo que comenzar a trabajar a los 12 años, lo cual no fue
impedimento para también convertirse en un lector ávido.
En las
mesas de su hogar mantiene una amplia colección de libros, muchos de
ellos clásicos de la literatura, para así seguir cultivando su mente.
Un
saco de boxeo y colecciones enmarcadas del deporte en cuestión le hacen
relatar otra de sus pasiones de cuando fue boxeador aficionado doble
AA, en 1967, compitiendo en el Instituto Nacional de Deportes (IND);
recuerda que llegó a pelear por una arepa en Mayantigo (popular arepera
de los años 80; se ubicaba en la avenida Bolívar norte de Valencia). (Vanessa González)